No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Puede resultar romántica esta idea, pero lo
cierto es que todos hemos tenido la sensación de haber vivido en determinados
lugares en otro tiempo, y la lógica racional nos ha hecho caer en la
incredulidad de ese concepto. Aunque siempre tenemos ese “algo” dentro de
nosotros que nos dice que esa idea ,o esos recuerdos vagos, no son tan
descabellados.
Quizá tengamos la necesidad y nos sintamos
atraídos por visitar algún lugar concreto del planeta, algún rincón especial
con el que sintonicemos. ¿Has podido pensar que esa atracción es debida a algún
recuerdo de una vida anterior?
Los recuerdos de vidas anteriores están
almacenados en nuestra aura y pueden surgir en nuestro recuerdo por ejemplo,
tras la práctica meditativa, en sueños, en regresiones, en el momento en el que
visitas un lugar determinado, y también puede surgir espontáneamente.
Quizá te emociones intensamente cuando
hablas de algún paraje concreto, de una ciudad determinada, de un
pueblecito perdido en la montaña, o bien cuando piensas en una
determinada cultura como la celta, la romana, la egipcia, los
aborígenes australianos, o la cultura maya, etc.
A parte de que te guste adentrarte en la
historia, siempre tendrás una cierta añoranza o pálpito especial por
algún punto determinado del planeta, y puede cautivarte la idea de
profundizar e investigar cómo era la gente de ese lugar, sus tradiciones
ancestrales, cultos, mitos y leyendas, y todo eso tiene un porqué, ya que las
experiencias más intensas vividas en vidas anteriores dejan recuerdos e
improntas que podemos arrastrar hasta esta vida, por eso es normal sentir
ese tipo de sensaciones con sabor familiar.
©ARTÍCULO
DE LUHEMA
Escrito el 12 de enero de 2012
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