No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Esta vida no se puede entender sin emociones, respiramos emociones, vivimos emociones, sentimos emociones, nos movemos por emociones… Todo está dictado por emociones, unas agradables y otras no tanto, y nosotros bailamos con ellas a cada segundo. Hasta los científicos dicen que las emociones afectan a nuestra salud.
Yo considero que las emociones que experimentamos tienen mucho que ver con el mundo interno que habitamos. Me explico; cualquier emoción que sufrimos es el resultado de cómo percibimos el mundo externo y también el mundo interno. Pero si el mundo externo; el trabajo, la hipoteca, los problemas cotidianos etc…, es algo que no podemos modificar tanto a nuestro antojo, el mundo interno, nuestra espiritualidad, nuestra forma de percibir el mundo, la paz interior, el verdadero sentido de la existencia, lo transcendental…, eso sí que podemos trabajarlo, transmutarlo, afinarlo, y de este modo los acontecimientos que vivamos junto con las emociones nos afectarán de un modo distinto.
Basar nuestra vida en la armonía de lo externo y lo interno hará que cobremos templanza, sabiduría, sosiego y comprensión. Entonces las emociones crearán en nosotros rutas nuevas, más conscientes, más armónicas, evitando así que la erosión de las emociones densas dañen nuestro templo sagrado convirtiéndolo en un espacio lleno de profundas huellas, expresiones de dolor o resentimiento.
Si tienes paz interior las emociones, todas, las vivirás calmadamente.
Si has descubierto cual es el verdadero valor de la vida, sabrás que las emociones avivarán ese mismo sentido.
Si tu mundo interior está lleno, nunca te sentirás solo.
Si descubres que tienes ojos nuevos, lo verás todo distinto.
La emoción es un campo abierto a los sentidos de la vida en el que tú decides cómo, de qué manera o desde dónde vivirlo
©Luhema
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