No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Era de estas niñas que en la mirada tenía ángel, que con el simple hecho de estar a su lado uno sentía cosas, tranquilidad, alegría sosegada, ganas de vivir. Le molestaba el ruido y más aún si éste era estridente o provenía de alguna discusión, no podía con ello, se tapaba los oídos con fuerza y le caían las lágrimas de sus ojos.
Ya de adulta se atrevió a decirle al mundo que no era rara, sino que era altamente sensible. No era débil, ya que una persona débil es incapaz de sostener ese tipo de vibraciones, de historias de gentes (dibujadas dentro de una simple mirada)y que muchas veces estaban cargadas de mucho dolor acumulado.
(Dibujo relatado de
una amiga altamente sensible)
Imagen de Autumn Skye ART
Yo también soy sensible, - Quizá no me
entiendas con esta simple palabra,- así que voy a explicarme.
La alta sensibilidad no es nueva para nosotros, parece que ahora esté de moda, pero no, es algo que muchos de nosotros llevamos silenciosamente, además se ve
en nuestro carácter y nuestra forma de ser desde la infancia, y no tenemos un
problema como así pueden pensar muchos, tenemos unos potenciales que manejar en
un mundo complicado que los clasifica
como adversos.
No fue fácil manejarme cuando en un momento determinado de
mi vida se amplió mi alta sensibilidad,
tuve momentos de llorar mucho, las
lágrimas las derramaba porque traspasaba los límites de la
percepción y sentía dolor. Mi sensibilidad me ha llevado a percibir que mi
feminidad, altamente desarrollada, se
movía dentro de un mundo masculino que poco entiende de estas cosas y al decir
feminidad me refiero a la intuición, la
sutileza, la creatividad, lo sosegado activo, la compasión, la ternura , la
magia …
La gente que me
quería, claro está, se preguntaban sin tendría depresión, o si estaba entrando en un estado de tristeza
por algo… , pero es que yo veía la vida bajo el prisma de un cristal diferente
que nada tiene que ver con esos estados emocionales.
No tenemos un problema como así pueden pensar muchos,
tenemos unos potenciales que manejar
en un mundo complicado que los clasifica como adversos.
Vine con ello, con
esa alta sensibilidad, es lo que soy. Sé leer los gestos, los detalles, las
palabras tienen movimiento para mí, siento
sensibilidad hacia los demás, hacia la
naturaleza y los animales, hacia las emociones, e inclusive el ruido estridente es suficiente para provocar en mí una molestia insoportable. De
niña ya me estremecía el simple hecho de ver a una persona triste, y es que las personas sensibles como yo,
vinimos a empatizar con seres que sienten de corazón a corazón, porque no nos
quedamos en la superficie de las cosas y eso muchas veces nos lo ha hecho pasar
muy mal, teniendo que aprender a no absorber como esponjas el dolor ajeno, ya
que de ese modo enfermamos hasta tal punto de hacerse insoportable esta situación
de alta sensibilidad.
Por suerte, los científicos ya están tomando en cuenta estos rasgos que
nos caracterizan y dándoles una explicación, porque hasta el momento nos han
tomado como personas poco sociables, sensiblonas, raras o introvertidas.
Bajo mi punto de vista muchas veces me he
tenido que poner la máscara de ,”que nada me afecte”, para poder salir a la
calle, y eso va contra nuestra natura, por eso en algunas ocasiones, necesito aislarme de algún modo, y respirarme de nuevo.
Las personas altamente sensibles como yo, sabemos
distinguir cuando nos están engañando,
mintiendo, escondiendo cosas, o manipulando, nuestra intuición no nos falla y
percibimos las señales que el universo pone ante nosotros.
Nos gusta la gente sencilla, transparente, nos molestan las
conversaciones superficiales y los chismes, todo eso nos descarga, nos
debilita, por eso hemos tenido que aprender
a canalizar las emociones( las conocemos bien). Muchas veces somos de pocas
palabras (nuestro silencio nunca es entendido por los demás) porque abrimos
tanto nuestro sentimiento que no cabe nada más, que la expresión que genera
nuestro ser, nuestra alma desnuda.
Pero no todo es drama en nuestra vida, al mismo tiempo una
sonrisa sincera es capaz de activar en nosotros un instinto mágico que nos
eleva por mundos totalmente maravillosos, recordando nuestra esencia y
volviéndonos más vivos ,creativos y creadores. Nuestra imaginación no tiene
límites y, mi alta sensibilidad me ha llevado por caminos imaginados, y ahora los estoy
recorriendo.
La verdad sea dicha, hemos tenido que aprender a vivir con
esta alta sensibilidad y manejar nuestras emociones, nos hemos hecho maestros y
maestras de ellas, de manera que sostenemos el equilibrio, no porque hacemos
grandes esfuerzos, sino porque el ser altamente sensibles nos ha hecho aprender
a vivir bajo la sonrisa, el cariño y la
ternura que desmontan todas las
prepotencias y fanatismos.
Somos tan sensibles que vinimos a decirle al mundo cómo
estamos maltratando a la madre naturaleza, a nuestro amado hogar, somos tan
sensibles que los mundos no visibles se expresan a nuestro alrededor y nos
aportan nociones y conocimiento de la vida después de la vida.
Somos altamente sensibles
a las tormentas solares, que nos inyectan una carga de luz a nivel
celular y a la que tenemos que acomodarnos.
No es fácil ser
altamente sensible porque parece que vamos contra corriente, y hemos tenido que
aprender a minimizar el sufrimiento y aceptarnos tal y conforme somos.
Experimentar las cosas con la intensidad con la que lo hacemos tiene sus pros y
sus contras, pero amigos, soy así.
*"grosso modo", éste es
mi relato, el de una persona altamente
sensible.
©Luhema
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