No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
¿Cuántas veces sentimos que no estamos alineados, o más bien centrados o enfocados en nuestro ser interno?
Pues bien, como respuesta, buscamos circunstancias nocivas que se hallan en nuestra vida, en el entorno, en las personas que nos acompañan, en los amigos, y la verdad es que gran parte de lo que nos sucede está ocasionado por las mismas interferencias de nuestros pensamientos.
Veréis, cualquier persona en la que hayamos puesto nuestra confianza, ya sean los padres, amigos, conocidos, y le hayamos permitido entrar en nuestras vidas, en nuestra intimidad y más aún, en nuestro centro sagrado, puede implantar en nuestro campo energético y de forma casi inadvertida para nosotros (si cedemos nuestro poder), ideas, miedos, juicios y prejuicios que van alimentando las sombras y la mente de forma que causan tensión e incapacidad de reacción, así que fijaos si esto es importante que esas interferencias inconscientes van haciendo su trabajo y pueden llegar a cambiar el curso de tu vida. Y no se trata de buscar culpables, no los hay, se trata de que identifiques dónde está la brecha que hace que tú no salgas de esa rueda de molino que te deja exhausto porque tus esfuerzos no hacen más que dejarte en el mismo lugar en el que comenzaste sintiéndote fuera de tu camino de regreso al corazón y de encuentro contigo mismo.
Tienes el deber contigo mismo de delimitar tu espacio, negandote a aceptar aquello que interfiere en tu vida desarmonizándote , confundiendote y alejándote de tu propio camino.
©Luhema
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