No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Esa es la pregunta de aquellos que dicen ser espirituales. Y en su día me la hicieron. Pero… ¿Tú qué haces?...
Cuando contemplo esta foto veo mucho, se me agolpan muchas emociones…, veo amor, veo complicidad, siento la satisfacción de ambos, la sanación de ambos, siento que ese instante está repleto de felicidad, de afecto, de luz y de vida…
Hay tanto que podemos hacer por nosotros mismos y por los demás, que relegarlo todo a esa pregunta, pero… ¿tú que haces? me parece absurdo pobre, carente de espíritu.
Algunas personas que ya han hecho el” tour” de videntes, santeros, chamanes, sanadores o se han sometido a mil y una terapias alternativas y no se han encontrado a si mismos o no les han solucionado el problema, cuando te encuentren a ti, trabajador de la Luz te preguntarán esto: ¿y tú que haces?, ¿a qué te dedicas?
Y yo pregunto a esas personas; ¿Qué vais buscando?, ¿consejo, que os escuchen, que os sanen, que os solucionen, que os den la razón? ¿Qué os expliquen?…
¿Depende tu armonía-salud de los títulos que yo tenga, de las maestrías, de las sesiones a las que tengas que acudir, de la facilidad de palabra que yo pueda tener a la hora de hablar contigo para hacerte ver, o escuchar lo que tú deseas escuchar? O, ¿te has preguntado a ti mismo por qué estás viviendo lo que estás viviendo? ¿Aceptas tu parte de permisividad? ¿Crees que yo tengo la varita mágica que va a arreglarte tu problema?, ¿eres capaz de enfrentarte a tu oscuridad, a tus miedos? ¿Qué esperas encontrar?
¿Te parece ruda esta manera de contarte esto?…, puede parecértelo, pero únicamente es para que puedas ver un atisbo de luz en todo este mundillo espiritual que está ahí y que sí, puede que muchas personas encuentren su camino hacia la sanación, pero hay un dicho que dice que cada cosa tiene su lugar y cada persona su camino. Y este momento precisamente es para encontrar tu lugar y tu propio camino.
Los caminos de la cura espiritual son muy catárticos, y siempre obligan al recogimiento y la búsqueda de uno mismo como ser sagrado. Si no encontramos esto dentro de la cura espiritual, andaremos por senderos ácidos y corrosivos en los que perderemos aún más la salud y la armonía, nos perderemos dentro de nosotros mismos y transitaremos por el dolor visitando a unos y a otros, a personas que dicen que son esto o aquello y saldremos más confundidos si cabe.
Tú, trabajador de Luz, puedes facilitar el impulso para que otras personas que aún no se han encontrado a si mismas comiencen con su búsqueda interior.
Tú, facilitador, puedes ayudar a que se inicie la sanación.
Tú, facilitador, puedes activar la semilla de la co-creación.
Tú, facilitador, ayudas a descorrer el velo.
Tú, facilitador, purificas las aguas de la emoción.
Tú, facilitador, armonizas con tu luz.
Tú, facilitador, no debes crear dependencia a nadie.
Ser maestro de reiki, ser terapeuta, ser iniciado en cualquier arte sanadora, implica la impecabilidad a la hora de ser, de actuar, de hablar, de alquimizar. La sanación a nivel del alma nunca obedece a un patrón fijo, no es algo que se aprende en un libro, no está etiquetado. Es multidimensional.
Quizá encuentres tu sanación escuchando el sonido de una flauta, viendo la imagen de este artículo, abriendo el corazón y dejando entrar la luz. Encontrando la belleza en cada cosa que te rodea, aunque el método sea simplemente observar, sentir, permanecer en silencio o permitir que la sonrisa se esboce en tu rostro. ¡Fíjate!, quizá este niño de la foto no se sane físicamente, pero su alma está en paz, se permite disfrutar del sonido, de la compañía y del amor que percibe en esos momentos, y ambos mutuamente se ayudan a reconocer ese momento como sagrado. ESA ES LA CLAVE, ESA ES LA SANACIÓN.
Artículo publicado en julio de 2012
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