No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Muchos hemos caído en el error de querer ayudar a otro
cuando no podíamos o debíamos de ningún
modo hacerlo y nos hemos visto envueltos
en un lio o en una gran decepción. Y todo ello porque el instinto natural del
hombre es el de querer socorrer al otro pensando que podemos aliviarle. Es un
acto honroso, un acto de amor.
Sé que cuando una persona quiere ayudar lo hace de todo
corazón, pero hay una ayuda destructiva para ambas partes y a la que tenemos que saber ponerle barreras.
Hay personas que van de buenas samaritanas y con sus actos
de “bondad” eximen al otro de sus responsabilidades, ayudan aunque otros no se
lo hayan pedido, ayudan porque de ese modo es como si pagasen “por algo” que
creen que deben, o ayudan porque así se sienten parte integrada de un núcleo
familiar o sociedad, o ayudan porque creen que es su rol, ayudan para aliviar
la carga al otro etc…
Satisfacer las necesidades de los demás, de la gente
cercana, de nuestros seres queridos, no siempre es positivo, pretender
solucionarles los problemas no será lo más apropiado ni para el que ayuda ni
para el que tiene que pasar por ello. Hablar en nombre de otra persona nos
traerá más de un problema y querer arreglar los sentimientos de los demás nos
decepcionará o nos veremos inmersos en problemas que nos robarán vitalidad,
energía y lo más seguro, salud. No saldremos beneficiados en absoluto y
tendremos que aprender de una lección que quizá se convierta en amarga.
No pretendas rescatar falsamente a los demás, no te conviertas en permitidor de… Si ayudas, no
esperes nada a cambio porque puede que te decepciones, di “no” a tiempo o puede
que en algún momento te sientas
utilizado. Ayuda cuando lo sientas en el
corazón, cuando te lo pidan, ayuda, pero no te involucres porque si no, será
imposible prestar esa ayuda desde la ecuanimidad, piensa en el otro, ponte en
su piel.
Ayuda sí, pero con conciencia, con respeto, con sabiduría
del corazón, ayuda si tu energía está en equilibrio.
©LUHEMA
Comentarios
Publicar un comentario