No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Ya pasó la Navidad y quedó atrás ese tiempo en el que todos nos hemos deseado buenos propósitos y
hemos felicitado el año y todo eso... Pero os hago una pequeña reflexión que yo
también me he hecho.
En ese tiempo de regalos, de visitas, de dar lo mejor de sí mismo, de estar con
nuestros mayores, de sentir el valor de las pequeñas cosas, me pregunto si
hemos concebido el significado tan grande y beneficioso para el alma que tiene,
la calidad del tiempo que podemos ofrecer y recibir de todos aquellos que están
a nuestro lado.
Para muchos sigue siendo un esfuerzo mantener durante el año
ese sentimiento que va diluyéndose conforme pasan los meses si no lo
alimentamos y la excusa perfecta es que “no se tiene tiempo” tiempo para
compartir, y de vuelta vuelve a resurgir el sentimiento de fraternidad y amor cuando
aparece de nuevo el mes de diciembre. Irónico ¿verdad?...
La calidad del tiempo que ofrecemos a los amigos, a la
familia, a los ancianos, es importante sostenerla porque refuerza los lazos
afectivos y de autoestima.
Es preferible
cinco minutos estando presente y en el ahora, que todo un día de compañía ausente,
distante o distraído.
Cuando paramos el tiempo de nuestras prisas, de nuestras obligaciones,
de nuestro sinsentido y dejamos que ese momento respire, encontramos la calidad
en el tiempo, nos sentimos bien, en
realidad nos encontramos con la calidad de vida con sentido.
¡Párate! Refuerza tus lazos afectivos sobre
todo con las personas mayores, y contigo mismo. No te pierdas con las prisas
porque no te llevarán a ningún lugar.
¿Puedes imaginarte la sensación de alegría que va a tener esa
persona cuando suene el teléfono , descuelgue y te oiga decir; “Hola, cómo
estás” . Pues tengo que decirte que el
corazón da un salto de alegría cuando alguien piensa en ti y se toma tiempo
para llamarte sólo para saber de ti, para charlar un ratito…”
El valor de las pequeñas cosas, los detalles que parecen no
tener importancia, el placer de dar y el placer de recibir, no sólo es para el
período navideño. Aprende a vivir el día a día con la calidad suficiente para que te alimente el alma. La
calidad del tiempo te regala espacio para pensar, para sentir, para amar.
©Luhema
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