No amo a mis amigos ni con el corazón ni con la mente. Por si el corazón dejara de latir, o mi mente me fallara y te pudiera olvidar. Los amo con el alma. El alma no deja de ser, tampoco olvida. Rumi. ¿No os parece precioso?...
Esta mañana he tenido un rato para alejarme de la ciudad y entrar en comunicación con la "natura". ¿Sabéis una cosa? Siento que cada vez que la Tierra me llama, es porque tengo que experimentar algo.
Me he dado cuenta que cuando las personas se acercan a la naturaleza, o van a caminar lo hacen acompañadas de amigas o amigos, charlando sin parar, caminando rápido sin contemplar lo que tienen a su alrededor, y si van solos taponan sus oídos con los auriculares para escuchar no sé qué. Curioso, pero es así.
A mí me gusta sentir el ruido de mis pasos por la tierra, y abrigarme con el silencio interno, pasear conscientemente. Me gusta entonar un sonido que resuene con la naturaleza, con la intención sagrada de liberar energía atrapada o almacenada en las piedras por ejemplo… , y percibir como eco el piar de los pájaros que entonan la frecuencia adecuada para que me sintonice. No hay mejor melodía que podamos escuchar que la que nos proporciona la naturaleza, porque cuando caminamos conscientes te vuelves más luminoso y perceptivo y, la armonía que sentimos, tiende a abrir puertas energéticas cambiando nuestra percepción ante la vida, y cuando esto sucede automáticamente se abren las cerraduras del tiempo con las llaves de la consciencia.
La tierra, las piedras, las plantas, los árboles, los lugares de poder… Todo es intercambio de información. No soy la única que siente ese proceso de comunicación siendo capaz de leer la energía del lugar. Sí, no os extrañéis. La Tierra habla, la Tierra está viva, contiene conocimiento. Hay una gran biblioteca viviente en la naturaleza. Hay información en las plantas, en la tierra, en las piedras y los huesos, siendo las piedras los huesos de la tierra. Pero aquí va la sorpresa, la Tierra también nos lee a nosotros, sabe si estamos tristes, angustiados o felices. Y si nuestros dedos tocaron una planta, esta lo transmite a todo su alrededor.
Siento que toda la naturaleza sabe que vas a ir, que vas a pasear por las sendas, que vas a abrazarte a un árbol, que vas a sentarte en esa roca, antes de que tú vayas…
© Luhema
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